El futuro de la alimentación cuenta con una despensa secreta: el mar
Un proyecto innovador y pionero desde el punto de vista ambiental, científico, social y gastronómico, en colaboración con el chef de fama mundial, Ángel León.
El futuro de la alimentación cuenta con una despensa secreta: el mar
Un proyecto innovador y pionero desde el punto de vista ambiental, científico, social y gastronómico, en colaboración con el chef de fama mundial, Ángel León.
El cambio climático, la contaminación y la pesca intensiva son solo algunos de los factores que están empobreciendo los ecosistemas marinos y provocando una fragilidad crítica de la flora y la fauna, además de causar la migración o la extinción de cientos de especies. Desde siempre, el mar es una fuente de vida, un recurso que estamos gestionando de manera muy perjudicial, incluso desde el punto de vista gastronómico. El fenómeno del desperdicio alimentario está relacionado con la mala gestión de los recursos oceánicos: solo se utiliza el 20 % de lo que se pesca en los mares, el 80 % restante, se tira. Esto sucede en un mundo en que la malnutrición y la inaccesibilidad a comidas nutrientes afecta a millones de personas, por lo tanto, es imperativo un cambio de rumbo que proteja la seguridad ambiental y alimentaria a un tiempo.
Con “Huertos marinos” nos hemos propuesto apoyar el cultivo del “cereal de mar”, que Ángel León y su equipo están experimentando en la bahía de Cádiz, España. Se trata de una planta marina que aporta beneficios al ecosistema enriqueciendo la biodiversidad, y que contribuye a mitigar el cambio climático absorbiendo y almacenando grandes cantidades de carbono. Sobre todo, a partir de sus semillas, es capaz de producir un “superalimento” de grandes propiedades nutritivas que podría convertirse en el alimento del futuro.
Nos comprometemos a apoyar al equipo de investigación y a promover acciones para hacer que el proyecto, actualmente activo en España, se difunda y crezca en varias zonas de Europa.
En 2017. Aponiente puso en marcha un proyecto único a nivel mundial, que ha permitido dar vida al cultivo de una especie autóctona de planta marina, la “zostera marina”, en un “huerto marino” de 3000 m2 en la bahía de Cádiz. Este cultivo ha despertado el interés del comité científico del Departamento de pesca y acuicultura de las Naciones Unidas, que ha comprobado que los cultivos de zostera contribuyen a la protección de la biodiversidad marina, siendo una de las áreas más ricas en biodiversidad del océano, ya que se aloja una fauna que con dificultad podría sobrevivir de otra manera. Además, los cultivos costeros de zostera son un aliado eficaz contra el cambio climático, gracias a su gran capacidad de absorber y retener una gran cantidad de carbono en el sedimento, además de proteger las costas del fenómeno de la erosión.
Pero el verdadero tesoro de la zostera marina es su semilla, rebautizada por Ángel León como “cereal marino” o “trigo de mar”, que puede comerse tal como es o transformado en harina y productos cereales, como pan y pasta. Se trata de un alimento con importantes propiedades nutritivas: no tiene gluten, es rico en omega 6, posee muchas proteínas de calidad (13 %), hidratos de carbono (82 %, de las cuales el 50 %, almidón) y menos del 2 % de grasas (vegetales) respecto a los cereales terrestres como el arroz, la cebada, el trigo, la avena o el maíz. Por lo tanto, se trata de un “superalimento” que, debidamente perfeccionado, podría representar un recurso fundamental para combatir los problemas de hambre y malnutrición que siguen afligiendo varias partes del mundo.
Además, su cultivo es sostenible porque se trata de una planta perenne que no requiere plantar nuevos cultivos cada año y tiene una altísima productividad frente a una manutención muy baja, dado que no se necesitan fertilizantes y pesticidas. Puede, por tanto, representar un recurso económico estratégico para las zonas menos afortunadas.
Si tenemos en cuenta que el 71 % del planeta está formado por agua y que de esta, el 97,5 % es salada, el cereal marino abre el camino a un cultivo totalmente innovador que debe ampliarse a gran escala para garantizar un alimento bueno, altamente nutritivo y, sobre todo, amigo del medio ambiente.